
Aunque los sistemas de rociadores automáticos están diseñados para activarse únicamente en caso de incendio, existen situaciones poco comunes que pueden provocar su activación accidental. Estas incidencias pueden generar interrupciones en las operaciones, daños materiales e incluso riesgos para las personas si no se manejan adecuadamente.
A continuación, te compartimos algunas de las causas más frecuentes que pueden generar una activación no deseada:
- Daño físico a los rociadores
El golpe accidental con maquinaria, herramientas o durante trabajos de mantenimiento puede dañar los componentes sensibles del rociador, activándolo sin necesidad de un incendio.
- Calor no relacionado con fuego
Fuentes de calor como hornos, calentadores industriales o iluminación potente pueden elevar la temperatura del ambiente a niveles que activen los rociadores, aun sin fuego presente.
- Fugas de presión o fallas en válvulas
El sistema hidráulico de los rociadores debe estar bien calibrado. Problemas como sobrepresión, válvulas defectuosas o fugas pueden desencadenar una descarga no planeada.
- Manipulación indebida
Personal no capacitado que realiza ajustes o pruebas sin seguir los protocolos adecuados puede dañar el sistema y provocar su activación.
- Errores durante la instalación
Una instalación incorrecta, como el uso de materiales inadecuados o la ubicación errónea de los rociadores, aumenta las probabilidades de fallas y activaciones accidentales.
¿Cómo prevenirlo?
- Capacita al personal que labora cerca del sistema.
- Realiza mantenimientos frecuentes con técnicos certificados.
- Evita modificar la infraestructura sin consultar a un especialista en sistemas contra incendios.
Prevenir estos errores no solo reduce pérdidas materiales, también garantiza la operatividad y seguridad de tu espacio.