El mantenimiento preventivo consiste en una serie de acciones anticipadas diseñadas para identificar y solucionar posibles inconvenientes antes de que se transformen en fallos importantes. Estas tareas se llevan a cabo de manera periódica para asegurar que el sistema contra incendios esté siempre preparado para actuar en situaciones de emergencia.
A continuación, se enumeran algunas de las actividades que comprende el mantenimiento preventivo:
Inspecciones visuales y pruebas funcionales: Se llevan a cabo inspecciones visuales exhaustivas en todos los componentes del sistema, como bombas de agua, detectores de humo, rociadores y alarmas, para identificar cualquier signo de desgaste o daño. Además, se realizan pruebas funcionales para asegurar que todos los equipos estén operando correctamente.
Mantenimiento eléctrico y mecánico: Se llevan a cabo labores de mantenimiento en componentes eléctricos y mecánicos para prevenir fallos.
Pruebas de presión y caudal: Se efectúan pruebas para garantizar el suministro adecuado de agua en caso de incendio.
Calibración de equipos: Se calibran los equipos de detección y control de incendios, como los detectores de humo y las válvulas de control, para garantizar su precisión y fiabilidad. Esto incluye la verificación de la sensibilidad de los detectores de humo y la calibración de los sistemas de supresión de incendios para garantizar una respuesta rápida y efectiva.
Registro y reportes: Se documentan todas las actividades y se generan informes para evaluar el estado del sistema.